Friday, October 20, 2006

El valor de las manos

Las manos son un factor revelador en cuanto a la edad se refiere, hay personas que se someten a extensas cirugías de rostro como estéticas para verse más jóvenes, sin embargo las manos pueden revelar qué tan joven eres o qué haces. Has tocado las manos de un constructor, del conductor de autos o de un masajistas, si es así, sabrás que algunas son suaves, otras callosas y ásperas.

Hay unas manos especiales que datan desde la formación del mundo. Recuerdas cómo se formó el hombre. La respuesta se encuentra en Génesis capítulo dos, “del polvo de la tierra lo formó”; entones eres polvo. Fue la primera vez que esas manos tocaron tierra, poco a poco se le dio forma a aquella tierra, y se creó piernas, brazos, cabeza, era como montar un rompecabezas, lo único que el diseño se originó allí. Quedo perfecto, sin ninguna falla, ahí estaba el hombre frente a su creador, tal vez hasta lo peinó. ¡Qué emocionante!

Al pasar de los años se da una instrucción a un hombre, se le dijo: “levántate vete a casa del alfarero y allí te haré oír mis palabras” Jer. 18:2. Jeremías, descendió y se encontró con otro hombre trabajando sobre una rueda con barro, estaba haciendo una vasija. Mientras Jeremías visualizaba aquel hombre creando una pieza, vio que la vasija que hacía se echo a perder en su mano, pero lo interesante es que ése hombre la tomó nuevamente y con sus manos, continuó trabajando en ella. Que enseñaza tan maravillosa, no es hasta que te visualizas como ese mismo barro que entiendes porque Dios te creo del polvo con sus manos.

Al barro se le puede dar forma aún cuando toma se sale de la proporción o medida deseada también cuando tiene una grieta o cuando se desvanece. El Señor es nuestro alfarero, nosotros el barro, la rueda su Espíritu Santo. Sabes porqué Dios llevó a Jeremías a la casa del Alfarero y no a la casa del Orfebre, creador de metales. Te diré que el proceso de formar el metal es uno duro, se coloca el metal sobre un yunque y comienza a darle golpe con otra pieza de metal para qué tome la forma deseada. Son trabajos que ejercen fuerza, sin embargo uno golpea y el otro acaricia. Jehová tu Dios dice: “que como barro sois en sus manos”, quiere decir que estas en la rueda en un proceso de formación. El creó al hombre con sus manos, del polvo de la tierra y con esas manos a diario te va moldeando para que seas una vasija perfecta, un recipiente de amor, misericordia y su unción. En el Antiguo Testamento esas manos dictaron orden para libertad, juicio, bendición y promesa. En el Nuevo Testamento sus manos detuvieron tempestad, prepararon ungüento para ojos, escribieron en el suelo, pero también fueron marcadas por clavos. Hoy día sus manos recogen tus lágrimas, calman tu quebranto, sanan tu cuerpo y sostienen tu vida. Cómo prefieres tu pieza de barro o de metal. Todo aquél que decidió por el barro sabe que éste Alfarero es el mejor, sus obras has sido plasmadas a través de la historia, su arte es fino, delicado; es una mezcla de experiencia, su rueda, pero sobre todo de sus manos.

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